DEPRESION
Y CANCER
Estudios realizados en Estados Unidos sobre una muestra de
pacientes, y publicados en una
prestigiosa revista especializada,
confirmaban que la aparición de cáncer en aquellos pacientes con una
enfermedad depresiva de base, alcanzó el
alto índice del 88%, demostrando así que la depresión afecta al sistema
inmunológico, debilitándolo, o valga la
“ deprimiéndolo”.
No es casual el uso de esta
palabra para definir la disminución de la actividad del sistema dedicado a la
defensa del organismo.
Es sabida la relación soma- psique , y como esta afecta al cuerpo cuando
se halla presa de alguna enfermedad importante, como lo es la depresión,
antiguamente llamada melancolía. Si el sujeto
esta deprimido, el deseo de vivir, o pulsión de vida, pierde su fuerza ante el deseo cada vez más
importante de morir, pulsión de muerte o de destrucción,;
Lo particular del cáncer, y en lo
cual suponemos un alto grado de intervención psíquica, es que una célula o
grupo de células dañadas en su material genético determinan un patrón anormal
de crecimiento y reproducción. Pero no serian capaces por si solas de desarrollar todo el proceso, porque existe un mecanismo por el cual, cuando una
célula padece una alteración (mutación) irreparable, se “suicida” antes de
volverse peligrosa. Este mecanismo llamado “apoptosis”, esta alterado en las
células atípicas, llamadas cancerosas. Como ella no muere, propicia su
crecimiento y la de sus descendientes, creciendo y propagándose de manera
descontrolada, invadiendo lo que encuentra a su paso, tejidos, órganos.
Entonces, aparece la pregunta
básica que aun no ha encontrado respuesta:
el crecimiento de un tumor, su carácter invasivo, obedece a una falla en la vigilancia
inmunológica del sujeto?
El psicoanálisis propone un concepto de muerte, donde esta siempre
acontece en lo psíquico, sobredeterminando la existencia del sujeto. Freud dice
que el sujeto biológico muere, cuando el sujeto psíquico deja de desear.
Así, la estructura de base melancólica en el enfermo canceroso lo sitúa
en un borde entre la vida y la muerte, amenaza de muerte anticipada que, en vez
de jugarse en el acto suicida, como lo hace el melancólico, se juega de manera
solapada, a nivel biológico, bajo un
mecanismo de autodestrucción cuyo fin es el mismo: acabar con la vida.
Un cuerpo invasor en el propio cuerpo, aceptado por el sistema destinado
a la defensa. Un enemigo íntimo.
Desde el psicoanálisis, la propuesta es una terapia que ayude al enfermo
a elaborar estas tendencias
autodestructivas, tendiendo, a mejorar el desempeño inmunológico.
En otros casos, analizar en el enfermo depresivo la falta de deseo de
vivir, en una suerte de prevención del
desarrollo de enfermedades graves, como el cáncer.
Lic. Alejandra Madormo
Psicòloga- Psicoanalista
Especialista en Psicosomàtica
alejandramadormo@gmail.com